Tesoros Devocionales

 

 

 De líderes Espirituales Legendarios. Cuyas Vidas y

Palabras Impactaron Profundamente a la Iglesia y al Mundo.

 

 

 

George Müller (1805 – 1898) ha sido llamado el “apóstol de la fe”, y su vida y la forma como Dios trató con él se describen como “una vida de confianza en Dios.” Invirtió más de setenta años de su larga vida en un esfuerzo grande y persistente por proclamar a Cristo y glorificar su Nombre entre los hombres y las mujeres de su generación. Esta fue la pasión suprema que puso fuego en su corazón. Llegó a ser considerado la persona más poderosa de su época -espiritualmente hablando-. Un hombre completamente dedicado a Dios cuyo ejemplo de fe y oración permanecerá  para siempre como una de las más brillantes posesiones de la iglesia en la tierra.

 

 

James Hudson Taylor (1832 -1905) nació en Yorkshire, Inglaterra, y a la edad de   diecisiete años tuvo una sincera conversión a Cristo. Pronto sintió un fuerte llamamiento por parte de Dios para ir a la casi encerrado imperio de la china. En 1854 desembarcó en Shanghái como agente de la Chínese Evangelization Society (Sociedad Evangelizadora China), organización que tuvo una corta existencia. Algunos problemas con la sede de la misión lo hicieron depender de su fe y sus oraciones para sustento, y una serie de hechos providenciales lo llevaron a cortar nexos con esta sociedad. Hizo varias correrías evangelísticas en el interior del país y adoptó la forma de vestir china. En 1858 contrajo matrimonio con María Dyer, a pesar de la oposición de otros misioneros por quienes eran considerado como “un pobre y desconectado don nadie.”

 

 

La historia de Charles Grandinson Finney (1792-1875) se puede escribir con una sola palabra: avivamientos. Esta es la clave que descubre los tesoros de su maravillosa vida. Los estudiosos del avivamiento concuerdan en que Finney fue a la punta de lanza de uno de los más grandes avivamientos ocurridos en América, y que con el afectó el curso de la historia. A dondequiera que iba, su predicación y enseñanza encendían el fuego espiritual e influenciaban a toda la comunidad con el evangelio. La iglesia se movió durante el despertar de los avivamientos de Finney. Se le da crédito – directa o indirectamente-, por la conversión de alrededor de 500.000 personas.

 

 

 

Rubén Archey Torrey (1856-1928) fue tanto un evangelista como un erudito bíblico. Estuvo asociado por largo tiempo con D.L. Moody y alcanzó la mayor prominencia durante los viajes internacionales de predicación que realizó al Reino Unido, China, Japón, Australia, Nueva Zelandia, India y Alemania en 1902 y 1921. Se ha dicho que su predicación en Gales en 1902, fue una de las causas del avivamiento que ocurrió allí a partir de ese año. Fue el primer superintendente del Instituto Bíblico Moody, y escribió numerosos devocionales y libros de teología.

 

 

 Andrew Murray (1828 – 1917) nació en Sudáfrica y fue enviado a estudiar a Inglaterra a la edad de 10 años. Cuando regresó a Sudáfrica como pastor y evangelista, lideró un avivamiento que conmovió a todo el país. Toda su vida de trabajo y esfuerzo para profundizar la vida espiritual de los creyentes en Cristo influenció a la iglesia en todo el mundo mediante el legado de sus profundos escritos, incluyendo los clásicos with Christ in the school of player (con Cristo en la escuela de la oración), Abide in Christ (permanezca en Cristo), Raising Your Children for Christ (cómo criar a sus hijos para Cristo). Otras de sus actividades menos conocidas fueron los debates teologicos, su papel en las relaciones de la iglesia con el estado y la fundación universidades. La solida teología bíblica y el fervor espiritual de Murray lo convirtieron en la fuerza que impulso los avivamientos de su época, y un modelo de fidelidad para la nuestra.

 

 

 

Charles Spurgeon ha sido considerado por los colegas de su época y del día de hoy como el “Príncipe de los predicadores”. El Tabernáculo Metropolitano de Londres, que él construyó, albergó la congregación cristiana independiente más grande del mundo, durante el siglo diecinueve. Algunos atribuyen parte de su éxito a la combinación de una hermosa voz, talento y estilo dramáticos cautivantes, profundo compromiso con una teología bíblica y su capacidad de hablarle a la gente de su época de tal manera que tocaba sus necesidades más profundas. Pero el secreto principal que dio a Spurgeon ese poder, fue su devoción a la oración.

 

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